¿Un plan Marshall para La Araucanía?

Por Felipe Bozzo, director Ingeniería Comercial Universidad Mayor sede Temuco. 

Si bien es cierto durante los últimos años el crecimiento del PIB regional duplica el crecimiento nacional, esta no es en absoluto una noticia para sentirnos optimistas considerando las paupérrimas cifras de crecimiento del gobierno recién saliente, que tristemente bordearon el 1,8% anual. Menos aun considerando que nuestro PIB per cápita regional ajustado por paridad de poder de compra, es cercano a los 8.400 dólares, lo que es equivalente al de Ucrania, uno de los países de Europa del este que ha sido más golpeado económicamente en las últimas décadas. La conclusión es, por cierto, tan triste como definitiva: el crecimiento regional está muy por debajo de lo que necesitamos para superar la pobreza y disminuir el enorme rezago en relación al resto del país.

Es natural, en consecuencia, que al asumir un nuevo gobierno crezcan las expectativas sobre cuál será el plan de desarrollo para nuestra región.  Más aun, cuando el propio presidente ha anunciado una especie de “Plan Marshall”, al más puro estilo del que aplicó el gobierno de Estados Unidos, tras la Segunda Guerra Mundial, para recuperar la alicaída economía europea. Y aunque algunos tilden el mensaje de “caricatura”, para quienes confiamos en las bondades del crecimiento económico, es sin lugar a dudas un mensaje audaz y esperanzador. Ya que una política fiscal expansiva, unida al espíritu emprendedor con identidad local,  pueden despertar definitivamente nuestro extraordinario potencial, que duerme tal gigante somnoliento en la esfera de la inseguridad y la incertidumbre, y llevarnos finalmente al tan anhelado como esquivo desarrollo económico y social de la región.

El renovado interés nacional por los problemas de La Araucanía, unido a nuevas autoridades locales y nuevos representantes parlamentarios que conocen bien la región, son motivos para estar nuevamente optimistas.

Las dificultades serán muchas y seguramente existirá gente a la que no le interese que a la región le vaya bien, pero el desafío es posible, porque los que queremos mejorar las cosas somos muchos más y cada uno desde su lugar, emprendedores, trabajadores, gremios, universidades y autoridades, tenemos que trabajar con el fin en mente, un crecimiento regional cercano a los dos dígitos, el mismo que empleó Chile para superar la pobreza.