Ansiedad en niñas y niños: ¿Cuándo consultar con un especialista?

Ansiedad en niñas y niños: ¿Cuándo consultar con un especialista?

La académica de Psicología de la Universidad Mayor sede Temuco, Paola Mandujano, dice que hay que prestar atención cuando, de manera frecuente y sostenida en el tiempo, “hay miedo intenso e incontrolable, irritabilidad y comportamientos de evitación y quejas somáticas como dolor de estómago o cabeza sin explicación médica, entre otras reacciones”.


La ansiedad es un sentimiento universal presente en todos los seres humanos y, por lo mismo, dice la académica de la carrera de Psicología de la Universidad Mayor sede Temuco, Paola Mandujano, puede manifestarse en niñas y niños “sin que tenga que ser un síntoma que deba preocupar”.

Según explica la docente, la ansiedad suele definirse como “una actitud de espera de un acontecimiento desagradable o una reacción de preocupación anticipatoria más difusa y menos focalizada que el miedo”.

Entonces, ¿cuándo se cruzan los límites y es necesario prestar atención?

Hay que hacerlo, señala la especialista, “cuando su manifestación interfiere con el desarrollo de las actividades cotidianas personales y familiares”.

Lo anterior se expresa en reacciones como: miedo intenso e incontrolable, llanto inmanejable frente a diversas situaciones, irritabilidad, comportamientos de evitación, quejas somáticas como dolor de estómago o cabeza sin explicación médica y pesadillas, entre otras.

“Es recomendable consultar a un profesional cuando se observan estas reacciones de manera frecuente y mantenida en el tiempo. En ese caso las familias pueden recurrir a su centro de salud familiar, al médico pediatra y/o a un psicólogo”, recomienda la docente U. Mayor.

Reconocer los síntomas

Padres y cuidadores podrán diferenciar cuándo la ansiedad deja de ser esperable observando un cambio brusco en el comportamiento habitual de su hija o hijo, y conductas que parecieran no ser parte de su etapa evolutiva, además de “experimentar que no logran calmar las reacciones de temor, llanto, irritabilidad o evitación que su hija o hijo esté mostrando”, explica la especialista.

Del mismo modo, añade, distinguirán dificultades para realizar labores habituales como irse a dormir, separarse de las figuras de cuidado, interactuar con otros niños y concentrarse en tareas escolares.

Es recomendable, entonces, “estar atentos cuando la intensidad y frecuencia de las reacciones ansiosas genera malestar en niñas o niños y se comienza a instalar la percepción de que ni el niño ni los cuidadores pueden controlar lo que ocurre”, advierte Mandujano, quien enumera algunas señales a observar:

–Se asusta, preocupa y/o irrita frecuentemente y en contextos que no parecen amenazantes.
–Se observa aumento de la frecuencia respiratoria y de la transpiración; parece agitado sin estar haciendo una acción que lo explique, por ejemplo, ejercicio.
–Frecuentemente tiene dificultades para conciliar el sueño o despierta asustado con pesadillas.
–Se observa con el cuerpo tenso, apretado.
–Manifiesta sentir dolor de cabeza o estómago de manera recurrente, sin razón médica que lo explique.
 

Cómo abordar la ansiedad

Como las manifestaciones de la ansiedad son diversas, las respuestas que los cuidadores deben tener, también, lo son y varían de un caso a otro.

En términos generales, detalla la académica, es posible sugerir que “no se intente eliminar el estímulo ansiógeno, sino más bien ayudar a comprender y gestionar la respuesta ansiosa. Por ejemplo, conteniendo las reacciones emocionales de las niñas y niños, explicándoles de manera simple antes de tener que participar en ciertas situaciones que podrían resultar ansiógenas, como ir al médico, quedarse en la escuela, etcétera”.

Del mismo modo, agrega, “usar cualquier estrategia lúdica, donde el juego y los cuentos permitan hablar y normalizar las respuestas infantiles de preocupación frente a diversas temáticas”.

Finalmente, aclara Mandujano, “hay que considerar que la aparición de un síntoma en una niña o niño puede estar relacionado a distintos contextos familiares y escolares, por lo que es muy relevante que si la interferencia es muy intensa se consulte con un especialista para comprender la respuesta ansiosa en contexto y desde allí poder intervenir mejor”.