Salud mental, cómo hacer frente a otro año de pandemia

Salud mental, cómo hacer frente a otro año de pandemia

El director de la carrera de Psicología de la Universidad Mayor sede Temuco, Alexis Soto, dice que cambiar hábitos, diseñar metas simples, establecer nuevos acuerdos con la familia, aprender de los errores y mantener o reanudar vínculos con personas significativas, son algunas de las acciones que se pueden implementar desde el autocuidado.


“El 2020 fue un año complejo que obligó a las personas a reestructurar sus sistemas de vida laboral, personal y familiar, generando dificultades de adaptación, sobre todo en aquellas más planificadas, quienes vieron cómo su mundo de orden y estructura se caía”, dice Alexis Soto, director de Psicología de la Universidad Mayor sede Temuco.

Pero, esto es solo la punta del iceberg de las huellas psicológicas que dejó el 2020 y la irrupción del coronavirus en todos los ámbitos de la vida, donde también los vínculos familiares se pusieron a prueba.

“El exceso de cohabitación generó un mayor número de roces frente a la disminución y pérdida de espacios de intimidad. Esto aumentó las dificultades relacionales, rupturas y discusiones que debieron ser abordadas y enfrentadas por la familia”, explica el académico.

Otro ámbito de afectación —agrega Soto— estuvo vinculado al teletrabajo, donde “la sana separación entre el mundo personal y laboral no pudo darse, por lo que ambas esferas de actuación estuvieron superpuestas en muchos momentos del año. Esto generó tensión frente a la imposibilidad de cumplir con los requerimientos laborales y familiares o ambos”.

Asimismo, quedó en evidencia la fragilidad del empleo, la salud y la vida.

“Muchas personas perdieron su fuente laboral, estuvieron enfermos o perdieron a seres queridos sin la posibilidad de completar los ritos de despedida tan arraigados en nuestra cultura. Estas pérdidas, sin duda, generaron dolor, preocupación y desconcierto y han marcado con un sabor amargo este año de pandemia”, añade.

“Las huellas que probablemente quedaron, están vinculadas con el mundo de las emociones: esperanza de una vacuna, desesperanza por una solución tardía y lenta, agotamiento por la expresión de un carrusel de emociones en un mismo espacio, dolor por las pérdidas, enojo por los despreocupados, rabia por los más extremos, y una interminable lista que fueron más evidentes al estar tan a flor de piel gracias al encierro y la imposibilidad de hacer una vida más social”, profundiza el académico.

Otro año con coronavirus

Entonces, cabe preguntarse: ¿qué pasará con la salud mental este año? Según advierte el director Soto, “existe una suerte de acostumbramiento, lo que no necesariamente es positivo, pues podría estar asociado a una desesperanza aprendida, a una sensación de que nada va a cambiar, por lo que afecta el ánimo y la energía para las cosas cotidianas”.

“Cuando llegó el coronavirus a este hemisferio, veníamos saliendo de un verano de  descanso y vacaciones, lo que nos permitió entrar a la pandemia con energía renovada. Pero, este 2021 ese espacio de relajo, descanso y desconexión no, necesariamente, estará, por lo que el nivel de energía o recursos disponibles estará más limitado”, señala el psicólogo.

Esta ausencia de revitalización —probablemente— influirá en que comience, de manera temprana, la manifestación de cuadros de ansiedad y agotamiento, los que se irán haciendo cada vez más crónicos y masivos. Así, continúa, “el proceso de vacunación será visto como la alternativa de salida del encierro por la promesa de la inmunización por rebaño y al mismo tiempo podría ser la válvula de energía que mantenga encendida la esperanza de  una normalización”.

Algunas ideas

Pensando en que no hay vacuna para la salud mental, Alexis Soto propone algunas acciones o medidas que las personas pueden implementar desde el autocuidado, entre ellas:  

  1. Use sus vacaciones, independiente de que esté en cuarentena y en casa. Cambie los hábitos, desordénese un poco, duerma algo más tarde, trabaje en el jardín, participe en arreglos, pinte un muro, o cualquier cosa que lo mantenga alejado de su correo electrónico, su computador o su cuaderno de apuntes.
  2. Planifíquese para un año diferente. Siempre es mejor pensar en un escenario menos favorable y luego ir avanzando con las cosas que puedan llegar. Diseñe metas simples y mantenga los buenos hábitos aprendidos.
  3. Establezca nuevamente los acuerdos con la familia. Es sano renovarlos cada cierto tiempo pensando en el bienestar de todos y cada uno.
  4. Aprenda del error. Esto implica sufrir menos con los imponderables y cosas que no puede controlar, en ocasiones soltar la estructura hace que la tensión de lo incierto sea más llevadera.
  5. Mantenga y reanude vínculos con personas importantes. No deje de llamar y responder los llamados, la comunicación es y será clave para mantener las relaciones con las personas significativas.

Adolescentes y personas mayores

Tanto adolescentes como personas mayores son grupos extremadamente sensibles y requieren de atención, observancia y cuidado durante tiempos habituales y, más aún, en tiempos de pandemia.

“El tema de los adolescentes es un gran tema, ellos han visto mermado su desarrollo social, muchos se han puesto más introvertidos y han retrocedido en la seguridad y autoafirmación personal. El encierro no ha hecho nada bien en el proceso de identidad social, en donde van probando estrategias de interacción e integración social. El paréntesis en la vida se ha hecho excesivamente largo y tendremos adolescente con más edad, pero con menos experiencia en el mundo social, lo que será fácilmente reconocible, por ejemplo, en el mundo universitario”, adelanta el experto.

Por otra parte, precisa el director Soto, “los adultos mayores han logrado sobreponerse. Muchos se han adaptado a la tecnología y han buscado distintas estrategias para mantenerse activos, probablemente la experiencia, la prudencia y la calma han sido buenos compañeros para enfrentar este tiempo, lo que no quita que debemos estar atentos a cuadros clásicos de salud mental”.