Retorno a lo presencial, ¿cómo afecta y en qué beneficia a nuestra salud mental?

Vuelta a clases presenciales, regreso al trabajo y una serie de actividades que durante los dos últimos años se vieron restringidas por la pandemia ahora se retoman. Alexis Soto, director de la carrera de Psicología de la sede regional de la Universidad Mayor, comenta sobre las afectaciones y beneficios de este nuevo escenario social en nuestra salud mental.  

El regreso paulatino a la presencialidad, en actividades escolares, académicas, laborales y sociales trae de regreso rutinas previas a la pandemia. Sin embargo, aún no es posible omitir los cuidados para prevenir contagios por coronavirus. Adaptarse y combinar rutinas y precauciones parece el desafío.  

El director de la carrera de Psicología de la sede Temuco de la Universidad Mayor, Alexis Soto, analiza cómo nos afectaría y cuáles serían los beneficios de retomar nuestra vida prepandemia. “El retorno a actividades presenciales, sin duda, es un alivio para el estado de ánimo que se nutre de la vida relacional, pero no podemos dejar de lado que es una presencialidad condicionada a factores personales vinculados a la forma en que se ha vivido la pandemia”, señala como introducción al tema.  

Según el directivo, este escenario es muy beneficioso para los jóvenes estudiantes, quienes llevan dos años de clases online. “Esto llevará a estar más o menos tranquilo en el establecimiento de relaciones, en la asistencia y participación en espacios compartidos y en la disposición a sumarse a distintas actividades”, indica. 

Cuidados y nuevos principios 

“El respeto, la confianza y la flexibilidad serán compañeros indiscutibles para este tiempo”, enfatiza Alexis Soto.  

“El respeto, por ejemplo, por el nuevo repertorio de saludos y despedidas que podremos encontrar y que dependerá de los estilos particulares de cada uno. Existirá el que saluda con un gesto de distancia el que choca la mano, el que toca el brazo, el pie o solo saluda de forma verbal. Desde ahora, todas expresiones válidas”, dice.  

Agrega que también será clave “la confianza y esperar que cada uno será capaz de cautelar las medidas de seguridad necesarias para no arriesgar la salud de nadie, que la información será la correcta y que la manifestación de síntomas o contacto estrecho de una persona contagiada será motivo suficiente para autorregularse y evitar exponer a otros”.  

El director de carrera señala, además, que “debemos concentrarnos en conductas de autocuidado personal y responsabilidad social que apunten a una mejor relación con todas las personas”. 

Salud mental y presencialidad 

Respecto a la salud mental de las personas, el profesional enfatiza que los seres humanos tenemos gran capacidad de adaptación al cambio, por tanto, es probable que muchos ya hayan asimilado rutinas de aislamiento, telestudio, teletrabajo, entre otras. “El volver a la presencialidad demanda un nuevo cambio y una nueva adaptación a algo que, si bien es conocido, es distinto a lo que se venía haciendo durante el último tiempo. Esto podría provocar algo de ansiedad y preocupación por varios factores: por dejar el hogar, por reestablecer rutinas de traslado, por temor a contagiarse y otras tantas que pudieran surgir”. 

Del otro lado, el experto indica que “otras tantas personas verán una luz de esperanza al salir del encierro e interactuar con otros. Esto permite que la familia se oxigene y nuevamente redistribuya los espacios de encuentro y las actividades conjuntas, lo que le inyecta dinamismo tanto a las relaciones de pareja como a las relaciones que se establecen con los otros miembros que forman el hogar”.  

El directivo de la carrera de Psicología asegura que seguirán presentándose, por un tiempo, algunos trastornos ocasionados por estos dos años de pandemia. “Lo importante es acudir a profesionales de la salud mental como quienes trabajan en las clínicas de la Escuela de Psicología de la Universidad Mayor para que puedan apoyar estos procesos”, finaliza.