Conoce las oportunidades que ofrece la Región para el desarrollo competitivo y sustentable de la fruticultura

Según precisa el director de Agronomía de la Universidad Mayor sede Temuco, Dr. Antonio Hargreaves, las iniciativas que existen han prosperado con distintos grados de éxito. “Especies como el avellano europeo, el arándano, la frambuesa y el cerezo, han tenido un crecimiento sostenido en cuanto a la superficie ocupada en los últimos años”, detalla.  


“La fruticultura ha encontrado espacios atractivos para su desarrollo en la Región”, dice el Dr. Antonio Hargreaves, director de la carrera de Agronomía de la Universidad Mayor sede Temuco, sobre las oportunidades que se abren para este sector productivo en el contexto de cambio climático.

“Aunque faltan más tecnologías para realizar sistemas productivos cada vez más sustentables, las iniciativas que han surgido y que siguen participando han comenzado con distintos grados de éxito”, aclara el experto, agregando que “la pequeña agricultura ha encontrado una salida productiva especial para las dimensiones de predios pequeños, ya que la fruta no requiere de grandes extensiones de terreno”.

En esa línea, especies como el avellano europeo, el arándano, la frambuesa y el cerezo, han tenido un crecimiento sostenido en cuanto a la superficie ocupada en los últimos años en La Araucanía.  

El avellano, particularmente, aclara el Dr. Hargreaves, “ha tenido un crecimiento espectacular con clara orientación a la exportación y su vinculación con la industria”.

Otro rubro que está experimentando un crecimiento sostenido —añade— es la vid vinífera por iniciativas privadas, “aunque ha crecido el interés del sector público por esta actividad”, precisa.

En menor proporción, pero no menos importante, continúa el director de Agronomía, está el manzano rojo y el nogal, los que también han experimentado un crecimiento de la superficie en los últimos años. Muy incipiente aún, comenta, se encuentra el olivo.

“De acuerdo al Catastro Frutícola del INIA-Carillanca, en la Región se registran más de 6.000 unidades productivas frutícolas, distribuidas en las diferentes comunas, experimentando una tasa promedio de crecimiento anual de 700 hectáreas de huertos frutales, desde el año 2000 al año 2018”, detalla el experto.

Sustentabilidad y algunos desafíos

Entre los desafíos que surgen para la fruticultura en la Región están el conocer cómo articular las oportunidades que ofrece el cambio climático y su correcto aprovechamiento, es decir, suelo, agua, temperatura y contexto social, y saber cómo conciliar la actividad productiva en un entorno social que tiene sus propias convicciones y visiones de la utilización de la tierra y del agua.

“El frutal es demandante de agua. Cada iniciativa de producción con alguna especie frutal debe considerar el uso del agua como un parámetro productivo limitante y que, por lo tanto, su uso tiene que ser lo más eficiente posible y para eso hay tecnologías que pueden ayudar. Este punto es especialmente sensible cuando el uso del recurso se encuentra comprometido con el abastecimiento y relleno de los acuíferos”, advierte el académico.  

Es por esto que “un compromiso absoluto es con el desarrollo sustentable de la fruticultura. La Región no soporta más actividades reñidas con la sostenibilidad en el campo. Para esto, también existen tecnologías que son aplicables para resguardar el recurso suelo y el microclima de las plantas”, finaliza.