Académico abordó la relevancia ecológica y estratégica de los salares del norte de Chile

En el marco del ciclo Cienciappeal, el director del Centro GEMA, Dr. Fernando Alfaro, detalló el trabajo que realiza la U. Mayor para proteger estos ecosistemas únicos y vulnerables a la acción del hombre y el cambio climático.


 

En una nueva sesión del ciclo Cienciappeal, el director del centro GEMA, Genómica, Ecología y Medio Ambiente de la Universidad Mayor, el Dr. Fernando Alfaro, presentó la charla “Una mirada a los salares del norte de Chile, donde explicó la relevancia ecológica y estratégica de estos ecosistemas.

“La sal es un recurso finito, valioso y parte esencial de todas las culturas”, dijo, explicando que la presión sobre los sistemas salinos ha impulsado la creación de la Estrategia Nacional del Litio, que entre sus compromisos destaca que, al año 2030, al menos el 30% de los cerca de 76 salares del país deberían estar bajo criterios de protección o manejo.

Con ese desafío nació OSSAD-A “Observatorio de Sistemas Salinos en el Desierto de Atacama y los Andes”, iniciativa orientada a establecer criterios para seleccionar los salares que requieren conservación prioritaria. Este proyecto es desarrollado por investigadores de GEMA, del Centro de Nanotecnología Aplicada, del Centro de Genómica y Bioinformática, Hémera y del Centro Multidisciplinario de Física de la U. Mayor, y la estrecha colaboración de las Escuelas de Biotecnología, Medio Ambiente y Geología, con el objetivo de entregar información actualizada, accesible y basada en ciencia para los tomadores de decisiones.

El experto explicó que los salares son un componente central dentro de la estructura de regulación hídrica en uno de los ambientes más áridos del planeta y que su destino está directamente relacionado a la disponibilidad de agua. Más que ecosistemas aislados, los salares forman una red interconectada por ríos, aguas subterráneas y la fauna que se desplaza entre ellos, lo que obliga a un cambio de paradigma.  “La única manera de entenderlos es como un sistema conectado”, puntualizó.

En 2024, el equipo actualizó la información existente y elevó a 103 el número de cuerpos salinos identificados en Chile, ampliando significativamente la magnitud del desafío. Su investigación se centra en dos ejes: la diversidad de especies que alberga cada salar y la singularidad de los procesos ecológicos que ocurren en ellos. “Si no lo conservas, pierdes el proceso entero”, enfatizó el Dr. Alfaro.

El proyecto aplica técnicas que van desde secuenciación genómica hasta cultivos microbiológicos y nanotecnología, con el fin de diferenciar los impactos atribuibles a la minería de aquellos relacionados con el cambio climático o la contaminación, en especial, por plástico, que tiene un gran impacto en los microorganismos.

La meta para 2027 es conformar una red de cuerpos salinos que permita priorizar aquellos salares que juegan un rol crítico en el funcionamiento y persistencia del sistema en su conjunto. “Esa red servirá como criterio científico para definir qué salares deben ser protegidos con urgencia”, cerró.