Estudio U. Mayor demuestra cómo la pérdida de herbívoros nativos altera la diversidad del desierto florido

Los hallazgos, publicados en el Journal of Vegetation Science, analizan 11 años de datos de un experimento de exclusión de herbívoros en el Parque Nacional Bosque Fray Jorge y corresponden a los primeros resultados de los estudios que la bióloga María del Pilar Fernández realiza en el Doctorado en Ecología Integrativa.


 

El Parque Nacional Bosque Fray Jorge, ubicado en la región de Coquimbo, posee una muy diversa vegetación que incluye 65 especies de plantas efímeras, las cuales en años muy secos se mantienen como semillas bajo el suelo, pero ante la ocasional lluvia, son capaces de crecer y cubrir el descampado.

Sin embargo, la escasez de lluvia no es el único factor que influye en la aparición de las plantas efímeras, sino también las comunidades de mamíferos pequeños que habitan las zonas desérticas, entre ellos varios tipos de roedores nativos, tales como el degú, la laucha olivácea y el ratón orejudo de Darwin, que se alimentan tanto de las plantas como de las semillas del suelo.

Para conocer en qué medida afecta la variación del clima y la pérdida de herbívoros a diversidad de las plantas efímeras, María Pilar Fernández, junto a un grupo científico, recolectó y analizó datos de un experimento a lo largo de 11 años (2009-2019) en la Quebrada de Las Vacas, en el Parque Nacional Bosque Fray Jorge. En total usaron ocho parcelas, de las cuales la mitad permitía el acceso a herbívoros, y la otra mitad los excluía. 

Foto: María Pilar Fernández en una de las parcelas del estudio en el Parque Nacional Bosque Fray Jorge.

El equipo observó que las plantas dominantes del lugar, es decir las más abundantes, son controladas por los herbívoros, quienes al comerlas dan espacio para que otras especies de plantas crezcan, pero cuando los herbívoros no tienen acceso, la especie dominante ocupa todo el lugar, disminuyendo la diversidad del sistema.

Más aún, comprobaron que el banco de semillas mantiene su estructura, sin verse afectado por la dinámica de la superficie, es decir “el banco de semillas se vuelve un amortiguador de todos los impactos que sufre la vegetación en la superficie”.

”Uno puede pensar que no existen plantas efímeras porque en verano no encuentras ni una sola planta, pero en realidad están dormidas, en un estado de dormancia, esperando un recurso adecuado de lluvia, para germinar y volver a florecer”, explica María del Pilar Fernández.

Los resultados de la investigación fueron publicados en el Journal of Vegetation Science y son parte de los estudios que realiza Pilar Fernández en el marco de su Doctorado en Ecología Integrativa U. Mayor.

Foto: Alstroemeria magnifica.

Según los autores, que incluye a los académicos Fernando Alfaro y Dylan Craven del Centro Genómica Ecología y Medio Ambiente - GEMA U. Mayor, el uso de parcelas de exclusión de herbívoros para estudiar a las comunidades vegetales es esencial para estimar con precisión el efecto real de los herbívoros en la biodiversidad, ya que ellos eliminan la variabilidad que puedan tener otros factores como los ambientales. Sin embargo, son pocos los estudios que han utilizado exclusiones a largo plazo de herbívoros nativos en áreas naturales.

Los resultados, enfatiza Pilar Fernández, destacan lo importante que es analizar y cuidar las semillas que producen las plantas efímeras. “La recomendación es que las investigaciones futuras no solamente se enfoquen en observar las comunidades vegetales, sino también las comunidades del banco de semillas, principalmente en ecosistemas más áridos. Lo que está debajo del suelo, algo que ha simple vista no se detecta, es muy importante para poder continuar con todo el ciclo de las plantas”.

El siguiente paso en la investigación es estudiar cómo afecta la pérdida de herbívoros nativos a nivel de individuos, es decir en cada una de las especies y luego a nivel funcional o en relación a lo que hacen por el ambiente, para así completar el análisis integrando los tres niveles de organización del sistema.