Investigación // Color, precio, consistencia y humedad: Experta U. Mayor entregó claves para reconocer una miel adulterada

La directora del Centro para el Emprendimiento Apícola de la U. Mayor (CEAPI), Patricia Aldea, advirtió sobre el aumento de las adulteraciones de este producto, el cual es mezclado con azúcares o almidones para incrementar su volumen, lo que podría generar problemas de salud en algunos tipos de consumidores.

 

El volumen de miel que se está produciendo en Chile se ha reducido notoriamente en los últimos años. Así, por ejemplo, una colmena promedio pasó de producir 22 kilos por temporada, a casi 10 kilos, lo que ha repercutido en las exportaciones: si en 2015 se comercializaban cerca de 9.000 toneladas, en 2018 esta cifra bajó a 6.000.

Es que la sequía ha afectado el bosque nativo, principal fuente de alimento de la abeja melífera. Y ante este panorama, ha surgido un “mercado negro” que compra miel natural, pero que triplica su volumen para poder comercializarla mediante adulterantes.

La directora del Centro para el Emprendimiento Apícola de la Universidad Mayor (CEAPI), Patricia Aldea, explicó que “hoy uno de los principales problemas en la comercialización de miel es su adulteración, ya que a las mieles les pueden introducir distintos azúcares no naturales y/o almidones. También hay otros tipos de adulteraciones, como suplementar a las abejas con jarabes de azúcar en periodos donde hay mieladas (flujo de néctar de las flores), entonces ese jarabe lo almacenan y luego los productores la cosechan como si fuera miel, cuando en realidad es jarabe de azúcar”.

La médico veterinaria agregó que “las otras irregularidades tienen que ver con procesos de cosechados prematuros. Como no está madura, no está con la cantidad de humedad permitida por el Codex Alimentario, que establece que una miel debe tener no más del 18% de humedad. Entonces, como saben que tiene más humedad, la secan en condiciones artificiales reduciéndose la calidad de sus nutrientes o generando compuestos tóxicos por efecto del calentamiento de la miel y todo eso genera adulteraciones. Así, un producto que debería ser 100% natural pasa a tener componentes que son extraños o externos a lo que produce la abeja melífera”.

 

Revisar las etiquetas

La experta dijo que la miel tiene que ser 100% natural, lo que debe aparecer en la etiqueta; sin embargo, los adulteradores generan otros nombres como jarabe de miel, endulzante de miel, ágave de miel o sucedáneo de miel, pudiendo comercializarse un producto con sólo un 20% de miel, lo que afecta el bienestar de los consumidores.

“La miel es un alimento natural, que tiene azúcares de cadena corta que son fácilmente digeribles e incluso la pueden consumir diabéticos tipo 1 con ciertas limitaciones. Existen antecedentes de que se han adulterado mieles con yeso, que genera cuadros de intoxicación y problemas gástricos. Si lo consume un diabético y tiene estas azúcares complejas, le estás causando problemas de salud y en vez de ser un alimento saludable, pasa a ser un alimento complicado”, afirmó.

En muchas tiendas naturistas venden mieles provenientes de otros países como México o Costa Rica, lo que, según Aldea, “puede significar que estén poniendo etiquetas a mieles chilenas diciendo que son de otros lados, lo que es fraude; o están trayendo mieles de contrabando, lo que está poniendo en riesgo nuestros resguardos sanitarios”. 

Así, el objetivo del Centro para el Emprendimiento Apícola de la Universidad Mayor (CEAPI) es educar a la gente para que lea las etiquetas y consuma sólo aquellas que tienen como único ingrediente miel de abeja. La opción no es dejar de consumir miel, si no que es comprar miel directo del productor, o en tiendas de asociaciones o cooperativas apícolas, en envases de vidrio o plástico duro (evite papel encerado o el envase plástico típico), con sus etiquetas de marca, tabla nutricional, caracterización del contenido, fecha de envasado y de vencimiento, número de resolución sanitaria, etc. Una miel nunca tendrá sellos negros que sí debieran tener las mieles alteradas.

 

El precio indica calidad

Otro elemento clave es el precio, ya que sólo el costo de producción supera los $2.000 a $2.500, por lo que el kilo debería comercializarse sobre los $3.500. “Si compras miel a menor precio, sabes que no están comprando solamente miel”, advirtió la académica.

La miel naturalmente tiende a cristalizarse y esto ocurre de abajo hacia arriba. “A temperatura sobre 25°- 27° se mantiene una consistencia líquida, pero en el invierno la miel tiende a cristalizarse. De acuerdo al origen floral, es la rapidez con que se forman estos cristales. Si no ocurre nunca, no es normal y quiere decir que los azúcares que componen esa miel están alteradas o pasaron por un proceso de calentamiento. La miel calentada ya deja de ser miel natural”, explicó.

El consumidor también debe fijarse en distintas tonalidades de la miel: “Hay blancas, oscuras -que tienen más antioxidantes-, hasta verdes, como la de Litre. Sin embargo, generalmente las mieles que tienen colores ‘parejos y cristalinos’ son las adulteradas, porque eso se obtienen de manera artificial”, culminó diciendo Patricia Aldea.