Una comunidad que cuida: el valor de la salud mental en la vida universitaria

Por Anggela Adofacci, Directora (s) del Programa de Salud Mental, Universidad Mayor.


Como Directora (s) del Programa de Salud Mental de la Universidad Mayor, tengo la responsabilidad y el orgullo de acompañar a nuestros estudiantes en un aspecto fundamental de su desarrollo: su bienestar emocional. La salud mental es un pilar clave de la vida universitaria, porque influye no solo en el rendimiento académico, sino también en la forma en que nos vinculamos, proyectamos nuestro futuro y vivimos plenamente.

En nuestra universidad estamos convencidos de que la salud mental no es un tema individual, sino una tarea compartida. Cada gesto de respeto, cada escucha atenta y cada espacio de cuidado fortalecen nuestra convivencia. Todos —estudiantes, académicos, funcionarios y colaboradores— formamos parte de una red que puede marcar la diferencia en la vida de quienes nos rodean.

En este espíritu nació el Programa de Monitores en Salud Mental, que recientemente reunió a 369 inscritos y 93 estudiantes en formación. Ellos se capacitan en promoción del bienestar, reducción del estigma y detección temprana de situaciones de riesgo. Más allá de esta experiencia, lo central es comprender que toda la comunidad puede ser agente de salud mental, sin necesidad de contar con un rol formal para hacerlo.

Durante septiembre se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, que nos recuerda que esta realidad es prevenible y que todos podemos contribuir a evitarla ¿Cómo hacerlo en nuestra vida cotidiana?

• Conocer señales de alerta, como cambios bruscos en el ánimo, expresiones de desesperanza, aislamiento, conductas autolesivas o un consumo problemático de alcohol y otras sustancias.

• Escuchar sin juzgar, mostrando empatía y validando lo que la otra persona siente.

• Derivar a tiempo a los servicios de apoyo, porque una intervención oportuna puede salvar vidas. De ahí la importancia de conocer las líneas de apoyo como el fono de prevención del suicidio (*4141).

• Promover el respeto y la inclusión, ya que una comunidad que cuida y valora a cada uno de sus miembros es un verdadero factor protector.

• Practicar el autocuidado, recordando que para acompañar a otros también debemos cuidar de nosotros mismos.

El entusiasmo de los monitores refleja el compromiso de nuestros estudiantes, pero su ejemplo es también una invitación para toda la universidad: cada persona puede contribuir a una cultura del cuidado. La salud mental es un bien común y cuidarnos mutuamente es un acto de responsabilidad y también de amor por la vida universitaria.