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Carta al Director publicada por La Tercera el 5 de mayo de 2019

 

Señor Director:

Los efectos de la gratuidad en las universidades fueron anticipados en diversas presentaciones, incluyendo la nuestra durante la discusión del proyecto que modificó la educación superior en Chile. Es decir, se aprobó la ley con esas advertencias y prevenciones, las que lamentablemente se están cumpliendo.
Los problemas se producen porque la gratuidad significa mayor gasto público, pero menor ingreso para las instituciones. Junto a ello, la forma concreta del proceso de acreditación incentiva al mayor gasto de las universidades, por la alta ponderación que se le da a la investigación y a la publicación en revistas. Si el ingreso por aranceles está disminuyendo, si no aumenta el aporte para actividades de investigación, el ajuste se empieza a producir en la calidad de la docencia: una ecuación negativa por donde se la mire.
No es políticamente popular, pero es necesario preguntarse hasta dónde llegar con la gratuidad, acerca de lo cual una respuesta posible y responsable es que no se puede seguir avanzando en esta materia. En la práctica, con el monto de los aportes para la gratuidad es posible acordar las vacantes nuevas, lo que lleva a que las universidades definan su arancel de referencia. Hoy se fija el arancel y el crecimiento de matrícula.
Muchas veces, la discusión ha sido tal que es posible recordar una frase de la historiadora Margaret MacMillan, quien señaló en 2013 que: “La capacidad de los seres humanos para ignorar lo que no quieren saber es ilimitada”.


Hugo Lavados
Director de la Escuela de Negocios de la Universidad Mayor