Capital cultural, la escuela y los hábitos de vida activa y saludable: ¿alguna conexión?

Joaquín Zúñiga, Mg, MSc, Académico Escuela de Educación Física, U. Mayor. escribe columna de opinión la vida saludable y hábitos de vida. 


Pierre Bourdieu define el capital cultural como la acumulación de conocimientos, hábitos y costumbres, que, en función del tiempo, es traspasado entre generaciones, otorgando autonomía y bienestar a las personas. El capital cultural se adquiere en la familia, se refuerza en la escuela y situaciones de la vida diaria.

A todos "ojos", el progreso de Chile en las últimas décadas es innegable: la pobreza bajó de un 50% a menos del 11%, el PIB per cápita se quintuplicó, y el acceso a la educación superior se masificó como en ningún otro país de la región. En el año 2005 Chile se posicionaba como el país más próspero de LATAM.

Ante esto, surgen dos preguntas relevantes: ¿Cómo trascendieron estos indicadores de progreso en los hábitos de vida activa y saludable en la población? ¿Cumple la escuela algún rol en la adopción de estos hábitos? Vamos por parte.

El último mapa nutricional de la Junaeb (2022) muestra que, 5 de cada 10 niños posee una malnutrición por exceso, de los cuales, el 30% presenta obesidad y el 8% obesidad severa. El Atlas Mundial de la Obesidad es tajante: los niños obesos de hoy serán los próximos adultos obesos del futuro.

Por otra parte, menos del 15% de los adultos en Chile logra el mínimo de actividad física recomendada internacionalmente, y, lo que es peor, tan solo 1 de cada 5 niñas y niños de 9 a 11 años es físicamente activo, o sea, que cumplen con 60 o más minutos de actividad física al día.

Según la consultora Euromonitor Internacional, Chile es el segundo país del mundo que más azúcar obtiene de los alimentos, con 142,7 gramos per cápita al día. Todo el conocimiento científico señala que, un mayor nivel de actividad física, menor cantidad de tiempo en actividades de tipo sedente (sedentarismo) y un bajo consumo de alimentos altos en azúcares y grasa saturada, entregan una mayor salud cardiometabolica reduciendo la mortalidad por cualquier causa.

Sin embargo, a pesar de haber masificado el acceso de la educación superior e incrementado las condiciones materiales de la existencia en las últimas 3 décadas, esto no se ha traducido en una mayor expansión de hábitos de vida activa y saludable. La situación se torna más grave aún, pues, los peores hábitos están concentrados en los sectores más vulnerables, ya sea, por recursos, cultura, o bien por una mezcla de ambos.

Las escuelas en Chile son un excelente medio para la reproducción de clase social. No hay que ser muy “erudito” para comprobar esto. Hijo de padre pobre, estudiará en una escuela pobre y probablemente (con escasas excepciones) terminará siendo pobre. En el otro extremo, hijo de padre rico, terminará igual o hasta más rico (si salió bueno para los negocios). Este último corre con más suerte: mayor capital cultural y mejores redes (networking heredado por efecto de la cuna).

La escuela en Chile no es capaz de "compensar" (si se le quiere) la falta de capital cultural en los niños, por lo tanto, tampoco el traspaso de hábitos y conocimientos que permitan adoptar hábitos de vida activa y saludable que sean perdurables en el tiempo.

Hasta ahora, ni la mejora en las condiciones materiales de la existencia, ni el robusto acceso a la educación formal, han logrado “subsanar” conductas y/o hábitos que atentan contra la salud de la población en Chile.

Joaquín Zúñiga, Mg, MSc, Académico Escuela de Educación Física, U. Mayor.