Cuarentena// Académicas U. Mayor aconsejan que un horario es clave para mantener la convivencia sana entre niños y adultos

Desde las carreras de Psicología y Pedagogía en Educación Parvularia, indican que el aislamiento en casa puede ser una oportunidad para los padres descubran el mundo de sus hijos, aprovechando estos espacios para afianzar lazos, pero también cuidando la sobreexposiciones de información.

 

Si hasta el miércoles la cuarentena era voluntaria, el panorama cambió radicalmente por lo menos para 7 comunas de la Región Metropolitana.

Y es que luego de que este jueves el Gobierno decretará cuarentena total para Santiago, Providencia, Ñuñoa, Independencia, Las Condes, Lo Barnechea y Vitacura, el aislamiento social en casa se tornará mucho más estricto.

Esto, junto con el adelanto de las vacaciones de invierno para los escolares y el aumento en la cantidad de chilenos que ya ejercían home office antes de esta medida —cerca de 81 mil trabajadores—, significará también una ampliación de la presencia familiar dentro del hogar.

¿De qué forma esta convivencia puede ser armónica, especialmente entre niños y adultos en la casa?

Para la directora de la carrera de Pedagogía en Educación Parvularia, María Patricia Astaburuaga, el punto clave está en disponer de horarios y de un orden que le dé sentido a la forma de vivir el día a día en casa.

“Es muy importante que los niños y las niñas vean que en el hogar también hay una organización del ambiente y el tiempo, que esa organización es respetada y que todos deben colaborar en eso. Ellos también, por supuesto”.

Así, la directora recomienda: “Dejar acordados los espacios en que cada uno realizará sus trabajos, actividades de juego o estudio, así como las condiciones necesarias para ello, puesto que los niños pequeños pueden asumir y respetar muy bien las normas y acuerdos cuando son consistentes y se sienten incorporados en las decisiones que beneficien a todo el grupo familiar”.

Las dimensiones de los hogares también suelen variar mucho en lo que respecta al espacio del jardín o el colegio, por tanto la energía que caracteriza a los niños y niñas también puede ser un factor difícil de canalizar en el hogar.

Aquí, Astaburuaga recomienda entender que los niños “necesitan moverse, porque es parte importante de su comprensión y aprendizaje del entorno. Por esta razón, entre las actividades que programemos como parte de nuestra organización del ambiente y del tiempo en el hogar, se deben organizar tiempos para bailar, jugar a la pelota, hacer entrenamiento frente al tv o computador en familia al iniciar la jornada, unos 10 o 15 minutos. También, antes de almorzar, y/o en la tarde, al finalizar el día de trabajo, unos 30 minutos más. Pero naturalmente comprendiendo los límites que permitan que los demás miembros de la familia puedan continuar con sus labores de manera adecuada”.

 

Responsabilidad de los adultos

Además de la rutina, el desplazamiento del jardín, o colegio, a la casa también es un factor que puede ser aprovechado en beneficio para afianzar lazos.

Tal como lo señala Paulina Sarmiento, académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Mayor y magister en Salud Mental Infantil: “Los niños están acostumbrados a estar en ambientes institucionalizados o con un cuidador secundario a cargo. La presencia de los padres puede generar un espacio de comunicación familiar al que no estábamos acostumbrados a tener en el último tiempo y que puede ser muy nutrido si lo sabemos aprovechar”.

Y agrega: “El espacio de conversación es importante, quizás como oportunidad para los padres de entrar más en el mundo de sus hijos. Es una tremenda ganancia, pero el desafío está en que los adultos sean capaces de aprovechar esos momentos”.

En este sentido, Sarmiento explica que el rol del tutor en estas circunstancias es, primero, tener en cuenta que la responsabilidad por el ambiente en casa corre por cuenta de los adultos:

“Los niños menores de 10 años son muy permeables a las emociones de los adultos. Entonces si no podemos ir modulando nuestro estrés, probablemente todo el sistema familiar va a estar afectado. En cambio, si se percibe una sensación de que esto ya va a pasar y de resaltar las consecuencias positivas, para los más pequeños funciona”.

Pese a esto, la psicóloga y también académica de la U. Mayor, Sandra Oltra, quien además es especialista en clínica infanto juvenil, recomienda no sobrecargar las responsabilidades emocionales que pueden concretarse en los adultos:

“Intentar hacer ´lo mismo´ pero en circunstancias extraordinarias supone continuar con la exigencia del modelo de productividad versus las necesidades emocionales e individuales. La oportunidad que nos ha dado este caos sanitario es debutar en experiencias completamente nuevas para todos. Pero paradójicamente nos estamos obligando a aparentar normalidad ante nuestros hijos”.

Y si bien la académica advierte que “no es justo darle a los padres pautas de cómo llevar un día a día con sus hijos si no conocemos su realidad particular”, finalmente coincide con que es importante internalizar “el aprendizaje de cómo enfrentar una crisis con adultos capaces de contener y acoger amorosamente, con disposición genuina para las preguntas, los juegos, la imaginación y creatividad. El miedo no se evade y puede ser compartido para sentirse seguro. Que la incertidumbre es desagradable y a veces dolorosa, pero que en el cobijo del hogar se puede tolerar”.