Científicos chilenos afirman que la periodontitis podría ser tan antigua como el origen de los mamíferos

La odontóloga y estudiante del Doctorado en Genómica Integrativa U. Mayor, Josefa Núñez-Belmar, y los académicos Juan Pablo Cárdenas y Jaime Rivas, estudiaron la evolución de la bacteria Porphyromonas, cuyas cepas son las responsables de generar esta enfermedad que se caracteriza por la pérdida de dientes, tanto en humanos como en animales.


 

Es una enfermedad que afecta al 90% de la población adulta chilena, caracterizada por la destrucción del tejido de soporte de los dientes, siendo una causa importante de pérdida dentaria. Se trata de la periodontitis, mal que en los humanos es producido por la bacteria Porphyromonas gingivalis. En otros mamíferos, como perros y gatos, la responsable es Pophyoromonas gulae.

Utilizando bases de datos públicas, un grupo de investigadores de la Universidad Mayor, entre ellos la estudiante del Doctorado en Genómica Integrativa, Josefa Núñez-Belmar, y los académicos del Centro de Genómica y Bioinformática, Juan Pablo Cárdenas y Jaime Rivas, realizaron un estudio evolutivo sobre este género de bacterias, encargadas de la enfermedad periodontal.

“Tratamos de comprender cómo se establece la periodontitis a partir de estas dos bacterias, que en realidad son vecinas en el árbol evolutivo y comprender cómo la Porphyromonas gingivalis va evolucionando y va adquiriendo estas funciones que la hacen tan específica para el humano”, dijo la joven investigadora, quien agregó que tras el análisis evolutivo “vimos que comparten muchos genes en común que tienen que ver con esta virulencia, con esta capacidad de inducir inflamación en las encías”.

El Dr. Cárdenas, cotutor de Núñez, comentó que “nuestro trabajo pudo detectar que no sólo Porphyromonas gulae tendría importantes semblanzas con el patógeno de humanos, sino también una especie llamada Porphyromonas loveana, una bacteria que se detectó en marsupiales, una línea relativamente primitiva de mamíferos. Eso podría sugerir que la periodontitis sería tan antigua como la existencia de los mamíferos”.

Para los autores no solo era importante establecer las relaciones evolutivas generales de estas dos bacterias, sino entender cómo los mecanismos de adhesión, en particular los genes de virulencia, están comprometidos en las distintas especies Porphyromonas.

“Gran parte de la población tiene Porphyromonas gingivalis, pero no todos desarrollan la enfermedad periodontal, entonces la pregunta es por qué. Quizás tiene que ver que hay cepas que son más virulentas que otras y éstas tendrán mecanismos que son distintos y ese es el fenómeno que queremos ver”, explicó el Dr. Rivas.

“Las cepas que son más virulentas tienen mecanismos de adhesión sutilmente distintos de las cepas que no son virulentas o que son menos patogénicas. Entonces queremos entender eso desde el punto de vista in vitro. Si es que las moléculas que están participando en la adhesión se pliegan más, atacan de mejor manera, etc.”, agregó el académico.

Los científicos pudieron observar que uno de los factores de adhesión tiene un historial evolutivo inesperadamente complejo, “en donde su presencia en P. gingivalis ‘nació’ de dos eventos independientes. Este rasgo podría ser parte de las razones de por qué hay cepas con capacidades de virulencia diferentes”, dijo el Dr. Cárdenas.

Ahora la idea de los investigadores es tomar muestras de pacientes chilenos y poder secuenciar y analizar cepas de bacterias de la cavidad oralbucales.

Orgullo

Se trata de la primera publicación de Josefa Núñez, quien es odontóloga de profesión y está en tercer año del Doctorado en Genómica Integrativa. “Me pone muy feliz y me enorgullece. Estoy agradecida del equipo de trabajo en el que estoy, me acomoda mucho y yo creo que vamos a seguir produciendo en esta misma línea”, dijo.

La joven presentó parte de los resultados del estudio en el congreso anual de la Federación Europea de Microbiología (FEMS), que se realizó en Hamburgo, Alemania.

“Es una novedad poner este componente evolutivo al estudiar bacterias orales. No hay mucho sobre esto. Somos pocos los grupos que estudiamos bacterias orales que produzcan enfermedades tan prevalentes con este foco”, destacó.

En un ambiente donde persiste la brecha de género, Núñez también se enorgullece de haber llegado a esta posición y ser un ejemplo.

“Siento que es un ejemplo para las nuevas generaciones y para las mujeres que salgan de Odontología. De repente la Bioinformática o la Genómica son temas que pueden ser quizás más intimidantes o vinculados a hombres, pero en este camino me he dado cuenta que no es así y que uno tiene las herramientas para aprender”, afirmó.

Además, sostuvo que “en el Centro de Genómica y Bioinformática me he sentido muy cómoda, muy escuchada y valorada, y eso ha sido fundamental para trabajar bien y con ganas y que salgan los resultados”.