Académicos analizarán las rutinas de 400 escolares chilenos y su relación con el bullying

La iniciativa incluye a la U. Mayor, UBO y UST y contempla el estudio de casos en Huechuraba, Santiago y Ñuñoa. Los investigadores esperan confirmar la teoría de que aquellos jóvenes activos, con menos de 2 horas de tiempo en pantalla y que duermen entre 8 y 10 horas, presentan menor riesgo de participación en casos de agresión. 


Chile está dentro de los 30 países con mayor prevalencia de bullying en adolescentes, constituyendo un grave problema de salud pública. Después de la pandemia las denuncias han aumentado, así como también los casos de connotación pública. 

Trabajos anteriores han arrojado que los adolescentes que pasan más tiempo en pantalla y que duermen menos tienen más riesgo de ser víctimas de bullying. Por eso, académicos de las universidades Mayor, Bernardo O’Higgins y Santo Tomás, estudiarán las influencias de diversas variables en este fenómeno, tales como el comportamiento de movimiento, es decir su actividad física, conductas sedentarias y sueño; satisfacción con la vida, autoestima y estado nutricional. 

Este proyecto fue uno de los ganadores del Concurso Interuniversitario de Iniciación en Investigación Asociativa y contempla entrevistar y medir por primera vez a cerca de 400 adolescentes de 15 años de colegios públicos y privados de las comunas de Huechuraba, Santiago y Ñuñoa, donde se insertan dichas casas de estudio. 

Así, la idea es aplicar encuestas a este universo de estudiantes de primero medio e instalar acelerómetros para medir su nivel de actividad física, el tiempo y la calidad del sueño. 

La académica Johana Soto, del Centro de Biomedicina de la U. Mayor, explicó que “el objetivo es analizar si existe relación entre participar como agresor o víctima en acciones de bullying y ciberbullying, de acuerdo a comportamiento de movimiento, es decir cuánto tiempo se dedica a movimientos corporales como actividad física, cuánto duerme y el tiempo en pantalla de los y las adolescentes”. 

Además, la idea es averiguar “qué hacen los niños que no sufren bullying con respecto a su comportamiento de movimiento. Queremos saber cómo es la satisfacción con la vida y la autoestima de quienes no sufren bullying, pero que, además, cuando ven una situación de agresión, actúan como buenos testigos, es decir, son capaces de detenerla”, agregó. 

La investigación espera arrojar que aquellos adolescentes activos con menos de 2 horas de tiempo en pantalla y que duermen entre 8 y 10 horas, presenten menor riesgo de participación en casos de agresión y mayor satisfacción, autoestima y adecuado estado nutricional. 

Para la investigadora, participar de esta iniciativa interuniversitaria “es muy motivante, ya que cada uno pone lo que mejor sabe hacer. En ciencias, las personas no podemos hacer las cosas solos, necesitamos ayuda. Nos permite sacar nuestro máximo potencial”, comentó. 

Finalmente, Soto destacó el impacto del proyecto con el medio. “La propuesta no solo pretende generar conocimiento, sino que también interactuar con la comunidad cercana a la Universidad. Asimismo, los resultados obtenidos serán un aporte para levantar evidencia para promocionar o realizar intervenciones basadas en un estilo de vida saludable en los establecimientos educacionales, enfocado en la salud mental y física”.