U. Mayor finalizó proyecto que creó un inédito apósito con nanopartículas de cobre

La iniciativa reunió a las Escuelas de Enfermería y Tecnología Médica y al Centro de Nanotecnología Aplicada, generando un prototipo que tuvo excelentes resultados, impidiendo incluso amputaciones en pacientes con heridas crónicas. “Nuestra misión ahora es convertir este apósito en un producto que pueda ser utilizado por las personas, ayudándoles a mejorar su calidad de vida”, dijo Daniela Fuentes, directora de la Dirección de Innovación y Transferencia Tecnológica.  


Más de 300 personas, de países como Alemania, España, Estados Unidos o Argentina, participaron hace algunos días en el evento de cierre del proyecto Fondef I+D, en que académicos de las Escuelas de Enfermería y Tecnología Médica y del Centro de Nanotecnología Aplicada de la Universidad Mayor, junto a la Fundación Instituto Nacional de Heridas y la empresa Nanotec, desarrollaron un prototipo de apósito con nanopartículas de cobre para el tratamiento de heridas crónicas infectadas.  

Durante el año 2020 y parte del año 2021 - en plena pandemia- se realizó en un ensayo clínico con 80 pacientes de la Fundación, quienes fueron sometidos a curaciones durante 10 días. El uso de apósitos con esta tecnología mostró una recuperación y regeneración del tejido, que en algunos casos incluso impidió la amputación de pacientes con pie diabético.  

La directora del proyecto, la Doctora en Química, María Belén Camarada, explicó que el apósito “funciona similar al tratamiento que se utiliza actualmente con nanopartículas de plata, solo que los resultados con cobre indican que se genera tejido sano de manera más eficiente y utilizando un metal central de nuestro país”.  

Para la académica, la iniciativa “fue una muy buena instancia para aunar conocimiento en un proyecto interdisciplinario y generar un impacto real en la vida de la gente, algo que no siempre ocurre en ciencia. Hay personas que llevaban heridas hace 20 años y con 10 días de curación se generó un impacto positivo en la calidad de vida. Lograr estos resultados fue una de las cosas más bonitas hasta el momento en mi carrera de investigadora”. 

Transferencia a la sociedad 

La directora de la Dirección de Innovación y Transferencia Tecnológica U. Mayor, Daniela Fuentes, contó que el año pasado solicitaron una patente que busca reconocer la propiedad de los resultados, tanto a la Universidad como a la Fundación, y lograr que este prototipo se transfiera y se licencie a una empresa para su producción.  

“Nuestra misión ahora es convertir este prototipo validado a nivel preclínico, en un producto que pueda ser utilizado por los pacientes que lo requieran, ayudándoles con ello a mejorar su calidad de vida”, dijo.  

La directora también destacó la alta convocatoria que tuvo el evento de cierre del proyecto, donde participaron profesionales del área de la salud y representantes de empresas interesadas en la tecnología. “Eso demuestra el gran interés levantado a nivel nacional e internacional en el tema”, agregó.