Universidad Mayor inaugura primer Mural Científico en escuela municipal de Huechuraba
La obra, desarrollada junto a estudiantes de la Escuela Ernesto Yáñez Rivera y liderada por el científico y muralista Andro Montoya, corona un año de trabajo interdisciplinario que acercó la ciencia, el arte y la salud a alumnos de enseñanza básica.
Con participación de autoridades universitarias, docentes y estudiantes, la Universidad Mayor inauguró un Mural Científico en la Escuela Municipal Ernesto Yáñez Rivera de Huechuraba. La iniciativa fue impulsada por el Centro de Biología Integrativa (CIB) en el marco de sus acciones de Vinculación con el Medio (VcM), con el objetivo de fortalecer el vínculo entre la universidad y su entorno territorial.
La intervención artística, concebida como un espacio de encuentro entre ciencia y creatividad, fue desarrollada por el muralista y científico Andro Montoya, en conjunto con estudiantes del establecimiento, quienes participaron activamente en el diseño de la obra. El mural integra expresiones artísticas estudiantiles con conceptos científicos, promoviendo un aprendizaje significativo y una mayor apropiación del entorno escolar.
La directora general de VcM, Natalia Mackenzie, destacó el valor de esta alianza señalando que “parte de nuestros científicos han participado en actividades en conjunto con estudiantes de la escuela, lo que nos llena de orgullo porque la Universidad Mayor se abre a compartir la creatividad, la curiosidad y la experiencia científica con las y los estudiantes de Huechuraba. La universidad no sólo enseña, también aprende de las comunidades y comparte conocimiento ampliando las visiones creativas de los estudiantes”.

La inauguración del mural marca el cierre del Programa de Visitas Escolares con Enfoque Interdisciplinario en Ciencia y Salud, impulsado por el CIB, que durante 2025 permitió que estudiantes de 4° a 8° básico realizaran siete visitas educativas a laboratorios y espacios académicos de la U. Mayor. Allí participaron en experiencias guiadas, demostraciones científicas y actividades prácticas, además de recibir colaciones y obsequios gestionados por las unidades participantes.
La directora académica de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, Claudia Contreras, subrayó el carácter interdisciplinario del programa: “Este año incorporamos nuevas unidades de nuestra Facultad y del Centro Multidisciplinario de Física de la Facultad de Ciencias, Ingeniería y Tecnología, consolidando una experiencia que promueve el compromiso social y el trabajo colaborativo de la universidad con su entorno”.
Joaquín Letelier, coordinador del programa, valoró por su parte el cierre del proceso y proyectó su continuidad en 2026. “Estamos muy contentos de culminar este año de colaboración con la escuela Ernesto Yáñez Rivera con este mural artístico-científico, y queremos seguir expandiendo este vínculo el próximo año, con visitas de científicos a las escuelas y de los niños a la universidad, además de nuevas actividades”.

Desde la mirada artística y científica, Andro Montoya destacó la profundidad del trabajo realizado con los estudiantes. “Es una experiencia muy multidisciplinaria, que combina la ciencia con el quehacer artístico. Los niños inventaron criaturas que podían sanar el medio ambiente, un tema tan importante hoy. Para enfrentar problemas complejos necesitamos ponerle emoción, arte y conexión con lo que hacemos; la ciencia tiene que ver con nuestra existencia y con cómo nos relacionamos con los demás seres vivos”, reflexionó.
El impacto del programa también fue valorado por la comunidad educativa. Renato Ancatán, alumno de 7° básico, comentó que “fue bastante entretenido e interesante, aprendí muchas cosas nuevas y me interesé más por la ciencia. Nunca habíamos hecho algo así en la escuela y fue muy bacán vivir esta experiencia con la Universidad Mayor”.
En la misma línea, la profesora de Ciencias Jacqueline Durán destacó el efecto pedagógico de la iniciativa. “Fue una experiencia enriquecedora que confirmó lo valioso que es brindar oportunidades que trascienden el aula. La interacción con científicos cambió la perspectiva de muchos niños, que comenzaron a sentirse protagonistas de sus aprendizajes, a hacer preguntas más profundas y a mostrar mayor interés por el conocimiento científico”, apuntó.


