Ciudadanos pueden ayudar a identificar a los polinizadores chilenos usando su celular

Durante todo noviembre los interesados podrán sumarse al “Desafío Polinizadores”, sacando fotos de aves o insectos que estén polinizando, para luego subirlas en la app iNaturalist. “La ciencia ciudadana ayuda a detenerse, a mirar los procesos y valorar la naturaleza”, dice la Dra. Maureen Murúa del Centro GEMA U. Mayor, una de las coordinadoras de la iniciativa.


Los polinizadores son los responsables del 80% de la reproducción de las plantas del mundo, siendo fundamentales para los ecosistemas. Debido a las alteraciones ambientales inducidas por el cambio climático, una variedad de especies se encuentra en disminución, de allí la importancia de buscar estrategias de conservación e identificar su influencia en cultivos.

A través de una iniciativa de ciencia ciudadana, se busca realizar un catastro de la diversidad de polinizadores existentes en el país y estudios sobre su impacto en la flora y fauna nativa.

La gracia del “Desafío polinizadores” de la Red Chilena de Polinización, es que cualquier persona puede salir a la plaza, al parque, al balcón, al jardín y registrar la interacción entre las plantas y los insectos que estén polinizando con su celular. Luego deben subir las imágenes a la app iNaturalist (disponible para dispositivos Android y Apple), que está vinculada a la plataforma GBIF, que contiene datos de biodiversidad global.

“Lo bueno de esto es que una vez que los registros quedan ahí, son validados por expertos y luego pasan a esta plataforma, quedando disponibles para el mundo”, explica la Dra. Maureen Murúa, coordinadora de la iniciativa y académica del Centro GEMA, Genómica, Ecología y Medio Ambiente de la Universidad Mayor.

“Esta iniciativa nos permite muestrear todo el país sin moverse y responder preguntas como qué pasa con las especies introducidas, cómo se van distribuyendo estas especies”, agrega.

La participación de la gente ha sido clave y en las anteriores versiones han logrado obtener muchos registros, algo que esperan repetir durante este mes.

Para la investigadora, “la ciencia ciudadana ayuda a detenerse, a mirar los procesos y valorar la naturaleza. Al salir, la gente se da cuenta que la ciudad no es un desierto, que hay insectos, y que hay ecosistemas que son importantes de conservar y es importante la acción que tengamos con ellos. Ese momento de micro contemplación puede ser un ejercicio no solo científico, sino ayudar en muchos aspectos”, reflexiona.