Standard & Poor´s y la señal de alerta para la economía

Revisa la siguiente columna de opinión y sobre la misma temática, esta Carta al Director de Francisco Castañeda publicada por La Tercera el 27 de marzo de 2021.


La reciente rebaja en la clasificación de riesgo para la economía chilena es un déjà vu luego del estallido social y la pandemia. Aunque el crecimiento magro en productividad y del PIB se arrastra desde hace más de una década, deja al descubierto las fragilidades que aún la economía chilena no es capaz de enmendar. Y aquí hay factores internos y externos que afectan al desempeño de la economía.

Detrás del deterioro de las finanzas públicas, tal como lo señala el reporte de Standard & Poor´s (S&P), está el aumento de la deuda pública. Advierte S&P de que la nueva Constitución abre un frente complejo (por los derechos sociales) respecto a la evolución de la deuda pública, pero confía en la capacidad de la política económica para administrar estos riesgos.

Como contrapartida a este deterioro de las finanzas públicas se observa la evolución del PIB, empleo y recaudación fiscal. Aunque no lo menciona explícitamente, la economía chilena debe hacer ingentes aumentos en productividad a través de una alianza pública-privada: modernizar el Estado (burocracia técnico-profesional a largo plazo), fortalecer el sistema de educación y mejor su calidad, re-entrenar mano de obra a la luz de los nuevos desarrollos tecnológicos, paliar déficits sociales con políticas públicas inteligentes y focalizadas buscando resguardar los dineros de los contribuyentes, etc.).

Esta mayor relativa productividad sostendrá una corriente sostenible de recaudación fiscal, necesaria para mitigar esta curva ascendente de deuda pública. Del mismo modo, apostar a que los movimientos alcistas del precio del cobre van a ser la panacea de una recuperación más acelerada, descansan en la fragilidad de burbujas inmobiliarias que se han desarrollado en China y de la cual depende una demanda mayor por cobre. No existe aún en forma clara un tal regreso del "superciclo" en el precio de los commodities (2004-2014) con sus efectos positivos sobre el bienestar de la economía como un todo.

La incertidumbre electoral y constitucional pone una presión adicional sobre las finanzas públicas. De no mediar restricción en este ciclo ascendente de deuda, esto afectará los spreads para la emisión de deuda soberana y privada en los mercados internacionales, con el consiguiente impacto adverso en los mayores gastos financieros, con lo cual la política social pierde efectividad al no servir adecuadamente con políticas públicas a aquellos quienes más lo necesitan.

La señal de alerta que plantea S&P es que cualquier desarrollo económico requiere finanzas púbicas sostenibles, de modo que cambios abruptos en los niveles de deuda (por mayores niveles de esta o por aceleraciones menores en la velocidad del PIB), se traduzcan en un empeoramiento de las condiciones de vida tanto en términos de empleo como de protección social.

Finalmente, aunque el reporte de S&P es enfático y claro en los riesgos para las finanzas públicas, es ciertamente en estas mismas cuentas fiscales de un país donde toda la calidad y potencial de las políticas públicas se expresan.

Aquí converge el uso eficiente de los recursos públicos, la evolución del PIB, el saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos, los alcances de la protección social, los incentivos (o desincentivos) al empleo, el uso adecuado de los excedentes del cobre, el fortalecimiento o no del tejido empresarial y en un alcance más amplio, influye negativamente sobre la tasa de inflación y el tipo de cambio en la medida que que la deuda pública siga este camino ascendente.

Por tanto, la señal de S&P es más que una alerta.

 

Francisco Castañeda
Director de la Escuela de Negocios
U. Mayor