Cine// Festival Internacional de Cine de Curitiba destacó la filmografía de Camila José Donoso, cineasta y alumni U. Mayor

El evento brasileño realizó la primera retrospectiva de los trabajos de la artista, quien también recibió elogios en Rotterdam (Holanda), tras exhibir su última obra “Nona. Si me mojan, yo los quemo”, que transita la frontera entre el documental y la ficción. “La “transficción” no es un género, sino una forma de cuestionar la ética que domina al cine”, reflexiona Donoso.

 

Brasil e Italia, donde presentará su último film “Nona. Si me mojan, yo los quemo”. Estos son los dos países que durante las últimas semanas han acogido a la cineasta Camila José Donoso, alumni de la Escuela de Cine de la Universidad Mayor.

Y los motivos no son menores, ya que su periplo comenzó a inicios de junio, cuando estuvo participando de la primera retrospectiva que se realiza de sus obras, durante la octava versión del Olhar de Cinema, el Festival Internacional de Cine de Curitiba.

Llevado a cabo entre el 5 y el 13 de este mes, este certamen presentó una muestra especial de las cintas de Donoso y una conversación abierta con el público, que tuvo la oportunidad de comentar su filmografía, en las que se destacan “Naomi Campbe”l (2013), “Casa Roshell” (2017) y ”Nona. Si me mojan, yo los quemo” (2019), que incluso ha cosechado éxito en espacios como el Festival Internacional de Cine de Rotterdam, donde recibió una nominación en la categoría que premia a cineastas independientes.

 

                        

En “Nona...”, Donoso retrata a su abuela, quien se interpreta a sí misma dentro de una historia que nunca le señala al espectador la frontera entre el documental y la ficción. Un sello que la directora ha apropiado como voz de su trabajo, tanto en la manera de grabar como en las temáticas que abordan sus obras.

Y así lo comentó Antônio Junior, director general y artístico dell Festival Internacional de Cine de Curitiba: "Desde sus primeros trabajos ella da voz a cuerpos que poseen poco espacio dentro de las narrativas cinematográficas. Camila es una cineasta que se arriesga por caminos no tradicionales del cine, pero sin perder de vista la importancia de establecer una comunicación muy sensible con su audiencia ". 

Desde el aeropuerto de Curitiba, a punto de zarpar con destino Chile (solo por unos días) y luego a Italia para exhibir “Nona...”, Donoso responde a este cuestionario enviado por Diario Mayor.

-Camila, de las ideas surgidas en esta retrospectiva, y en la posterior conversación con el público, ¿qué conceptos esenciales rescatarías sobre los procesos de creación de tus películas?

“Desde hace unos años vengo trabajando la idea de la "transficción", una metodología de trabajo que cruza la investigación documental y el trabajo de ficción. Esta es una búsqueda sobre cómo se desdibujan los límites entre las categorías del cine y cómo una película puede viajar entre múltiples formas de representación.

La idea contraria a este nuevo concepto sería reducirlo en una nueva categoría del cine, como lo han hecho los nombres de cine “híbrido”, “no ficción” o, en su peor versión, “la docuficción”. La “transficción” no es un género, sino una forma de cuestionar la ética que domina al cine, replanteando las narrativas y las formas de contar”.

- “Nona. Si me mojan yo los quemo” quizás es una de las películas más íntimas que has estrenado, ¿por qué crees que, a pesar de esto, de su particularidad, tuvo una buena acogida en el Festival de Rotterdam? ¿Es parte del “poder” del cine el hacerle propia una realidad que es ajena al espectador?

“Creo que el cine tiene un poder enorme de empatía, de conocer vidas desde un mundo tan particular que puedes llegar a entender otros cuerpos y otras biografías desde un punto de vista personal. “Nona...” es eso, es entrar a la percepción de una protagonista, de su universo de dueña de casa viviendo un autoexilio, en una película que tiene muchas capas y formas.

La recepción en Rotterdam fue maravillosa y ahora en todos los países que presento encuentro lecturas nuevas, momentos de risas en diferentes escenas y, sobre todo, un entendimiento complejo hacía una mujer radical como mi protagonista”.

 

-Tú eres parte de las fundadoras de la Escuela de Cine Experimental Transfrontera, que es una experiencia abierta a cualquier tipo de participante, independiente de si ha hecho cine o no. En este sentido, ¿qué potencial le ves al cine y su vinculación con la pedagogía como herramientas transformadoras?

“En Transfrontera entendemos el cine como un ejercicio de pensamiento crítico. Hemos unido personas de muchas nacionalidades, desde la selva amazónica, el altiplano, el norte de Chile, con realidades y oficios diferentes. Ese encuentro se transforma en algo rico en experiencias e intercambios culturales.

Me interesa pensar el cine como un acto de constante experimentación, algo que no debería ser un privilegio sólo de algunas personas.  En Arica, por ejemplo, y gran parte del norte, no hay educación artística  ni de cine u otra disciplina, por eso me parece importante ocupar estos espacios con películas y con nuevas formas de producir. Es lindo que ahora, con 3 años de Transfrontera, se han generado redes entre sus participantes, con colaboraciones y amistades”.

-Y por último Camila. A partir de tu carrera como cineasta, ¿qué rescatarías de las herramientas que entrega la Escuela de Cine de la Universidad Mayor?

“Me sirvió mucho aprender a filmar, entender el cine como un artificio. Recuerdo que Ricardo Larraín (ex director de la Escuela y destacado cineasta nacional) decía: "la técnica los hará libres". Tenía mucha razón, con las herramientas que tuve en torno a la "puesta en escena", aprendí a pensar cómo hacer mis propias películas, a mezclar los métodos que me habían enseñado para descubrir el mío”.