Opinión// ¿Una oportunidad para las pymes?

Columna de opinión publicada por El Mercurio de Valparaíso el 7 de mayo de 2019

 

Hace unos días un Honorable del Parlamento recordaba el "audaz e inteligente" plan ideado por un "grupo muy notable de profesionales" que, junto con buscar salir de aquella dura crisis y salvar a los bancos, al sistema financiero y, en consecuencia, a sus propietarios (accionistas), generó nuevas normas y tranquilidad para los ahorrantes, esto último fundamental e insoslayable como nación, pues, como sucede muchas veces, las partes más débiles pagan los platos rotos.

Este 30 de abril, el Banco de Chile, en un hito que reviste un alto carácter simbólico, pagó su última cuota de la deuda subordinada. Atrás parecen haber quedado los duros momentos de la crisis de los 80 que muchos ya ni recuerdan, no obstante, al reconstruir algunos aspectos de la trama de la época, aún es posible identificar reflexiones insolutas. También, desde la óptica retrospectiva surgen nuevas ideas para el país actual, si el Estado de Chile esperó 37 años para recuperar una acreencia de una envergadura ciclópea, concentrada sólo en los bancos, obteniendo una renta del 5% real anual:

¿No será posible, entonces, buscar una fórmula igualmente "audaz e inteligente", igual que la ideada a causa de las consecuencias de la crisis mundial de 1982 y estructurada por otro "grupo muy notable de profesionales" que permita que las pymes, que siempre "están boca de todos y en manos de nadie", ahora sean apoyadas por las manos de todos los chilenos, y les permita el despegue que el país necesita, que alcancen niveles de alta competitividad mundial, que incorporen y desarrollen tecnología de última generación, que con las universidades desarrollen ambiciosos proyectos de negocios con miras al mercado planetario y que incorporen los mejores talentos de las aulas de nuestras instituciones de educación superior a este proceso?

Del mismo modo en que Chile decidió darse 40 años para la banca ¿Por qué no darse otros 40 años para desarrollar nuestra propia Revolución Industrial, y al final de este plazo estar, efectivamente, entre los países de más alto PIB del mundo, que cada chileno vea que recibe los merecidos frutos de esta prosperidad y que seamos causa y no consecuencia de las fuerzas de los mercados?

Son innumerables las señales provenientes de las naciones más desarrolladas e industrializadas que señalan que las ventajas sostenibles en el largo plazo exigen contar con capital humano de altísima calificación e infraestructura tecnológica en constante evolución.

Es altamente probable que las nuevas generaciones no entiendan el impacto de la crisis de 1982, pero todos los antecesores de los millenials no habrán perdido la memoria y las miles y miles de pymes de Chile agradecerán ser, esta vez, auténticos protagonistas del desarrollo nacional.

Julio Miranda Vidal
Académico de la Escuela de Negocios de la U. Mayor