Laboratorio de Patología: conoce una de las claves de la formación de los veterinarios U. Mayor

El recinto, emplazado en el campo de práctica de La Pintana, cuenta con tecnología de punta, incluyendo 48 microscopios, salas de necropsia y cámaras para mantención y congelación de muestras. "El área de patología es fundamental, puesto que es un área que funciona como puente entre las asignaturas preclínicas y los cursos de medicina clínica", dice Pía Saavedra, una de las académicas encargadas del espacio.


El regreso paulatino a la presencialidad que ha experimentado la Universidad Mayor ha permitido que un importante espacio de estudio e investigación reabra sus puertas. Se trata del Laboratorio de Patología de la Escuela de Medicina Veterinaria, ubicado en la Sala Teórico Práctica emplazada en la comuna de La Pintana.

“Realizamos diagnóstico patológico, que incluye exámenes citológicos, histopatológicos y realización de necropsias, para lo cual, se cuenta con la infraestructura y equipamiento necesario para el procesamiento de estos exámenes”. comenta la doctora Pía Saavedra, encargada del espacio junto al tecnólogo médico Francisco López.

La experta añade: “Los preparados obtenidos a partir del procesamiento de muestras histopatológicas se utilizan con diversos fines, entre los cuales se encuentra la docencia para pasos prácticos, casos de interés para enviar a congresos del rubro y/o elaboración de artículos científicos y replicación de láminas histológicas e histopatológicas para venta. Asimismo, el laboratorio ofrece los diagnósticos patológicos ya informados para su utilización en la asignatura de Investigación en Ciencias Veterinarias y Unidades de Investigación I y II”.

El recinto cuenta con diversos avances tecnológicos, explica Saavedra. “En primer lugar, el laboratorio de histoprocesamiento cuenta con equipos de alta sofisticación para un adecuado manejo de tejido y especímenes citológicos y laboratorios de microscopía con tecnología de punta en lo que respecta a diagnóstico patológico”, dice.

Además, destaca la encargada, “el recinto cuenta con un total de 48 microscopios distribuidos en tres salas. En cada una de ellas se dispone también de un microscopio con cámara acoplada la cual permite conectar diversos dispositivos inteligentes para captación de microfotografías. Por su parte, la sala de necropsia está altamente equipada con cinco mesas de necropsia, un tecle para una tonelada, una cámara de mantención y otra de congelación, en las que se disponen los residuos biológicos una vez finalizadas las necropsias”.

Todo esto, añade Saavedra, cumple un rol clave en el aprendizaje de los estudiantes de la carrera. “Aprenden a realizar correctamente la técnica de necropsia, adquieren nociones de diagnóstico citopatológico e histopatológico, toma de muestras y participan en proyectos de investigación donde participa un grupo interdisciplinario, conformado por médicos veterinarios y tecnólogo médico.

“Es importante recalcar que el área de patología es fundamental para la formación de un médico veterinario, puesto que es un área que funciona como puente entre las asignaturas preclínicas y los cursos de medicina clínica, proveyendo un medio para relacionar el conocimiento de estructura y función normal, con la anormal en tejidos y órganos. Además, entrega terminología médica adecuada para que los alumnos la utilicen en su contexto”, dice la académica.

La pandemia

El confinamiento cambió la dinámica diaria de este laboratorio durante 2020. Según cuenta Saavedra, el equipo a contrata continuó realizando sus labores presenciales, asistiendo tres veces por semana entre marzo y noviembre del año pasado, “por lo tanto, si bien, los plazos de entrega de servicio diagnóstico se extendieron un par de días, los informes se entregaron sin problemas a las clínicas y particulares correspondientes”, dice ella.

Ya desde noviembre de 2020 las labores presenciales se retomaron con su habitual frecuencia, de lunes a viernes, advierte la doctora.

En cuanto a las actividades de docencia, por otro lado, se implementaron innovaciones metodológicas para facilitar la experiencia de aprendizaje de los estudiantes, como cápsulas de video editados por el personal del laboratorio relacionados con la técnica de necropsia y tomas de muestras. Además, se diseñaron actividades remotas con discusión de casos patológicos que contemplaban lesiones macroscópicas y microscópicas. “Finalmente, gracias al empleo de plataformas en línea se realizaron modelos tridimensionales con animación digital para ilustrar procesos biológicos”, detalla Saavedra.

“Los laboratorios presenciales con los estudiantes se concentraron en dos prácticos esenciales que no podían ser impartidos vía remota, correspondientes a técnica de necropsia y toma de muestras, para lo cual se consideraron todos los resguardos necesarios para velar por la seguridad de los alumnos y el personal académico a cargo”, concluye.