Biotecnólogo U. Mayor recibirá financiamiento para crear biofertilizante con hongos del Desierto de Atacama

Hace menos de un año, Luis Larraín defendía su tesis de pregrado para obtener el título en nuestra casa de estudios, y hoy su investigación universitaria cuenta con $30 millones de financiamiento para convertirse en un emprendimiento tras haber sido seleccionado en el concurso VIU de Fondef. 


 

En un escenario donde la sequía y desertificación amenazan cada vez con mayor fuerza a la agricultura y en consecuencia la disponibilidad de alimentos para la población, un grupo de investigadores de la Universidad Mayor busca solucionar este problema creando un biofertilizante con hongos endófitos del Desierto de Atacama, que permitirá a los agricultores resistir condiciones climáticas extremas y mantener el vigor de sus cultivos

El proyecto es dirigido por Luis Larraín, titulado de Biotecnología de la U. Mayor en septiembre 2020, cuya investigación de tesis fue seleccionada en el XI Concurso de Valorización de la Investigación en la Universidad (VIU) del Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDEF), perteneciente a la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), a través del cual recibirá 30 millones de pesos para desarrollar el producto en los próximos 15 meses.

A diferencia de otros biofertilizantes basados en microorganismos nativos de Chile, existentes actualmente en el mercado y que contienen bacterias y hongos micorrícicos (que viven en el suelo), los investigadores de la U. Mayor buscan desarrollar un producto sobre la base de hongos endófitos (que viven dentro de plantas) los cuales promueven la resistencia de las plantas en condiciones extremas específicas del lugar de origen. “Nos enfocaremos en que nuestro producto sea capaz de promover el crecimiento tanto en condiciones normales como durante épocas de estrés hídrico o salino”, explicó Luis Larraín.

El equipo es también integrado por Elena Vidal, Directora del Centro de Genómica y Bioinformática de la U. Mayor e investigadora del Instituto Milenio de Biología Integrativa (iBio), quien agregó que el tipo particular de hongos que utilizarán “son organismos que tienen el potencial de asociarse a una amplia gama de organismos vegetales, a diferencia de los hongos micorrícicos, en donde la interacción puede ser más específica con ciertas especies vegetales. La transferencia de nutrientes y moléculas que pueden ser beneficiosa entre plantas y hongos endófitos es también eficiente, dado que estos hongos viven al interior de los tejidos vegetales, íntimamente asociados a las plantas.”

Alternativa amigable con el medioambiente

Los biofertilizantes, en particular aquellos basados en microorganismos que viven en el suelo o las plantas, son una alternativa a los fertilizantes químicos convencionales cuyo uso está asociado a problemas de contaminación ambiental.

Según, la investigadora Elena Vidal, “el uso excesivo de fertilizantes nitrogenados (nitrato de potasio, urea) genera emisiones de óxido nitroso, un gas invernadero. Por otra parte, se genera lixiviación de compuestos a las napas subterráneas, que pueden llegar a ríos y océanos, contaminando las aguas y afectando los ecosistemas marinos”.

En cambio, los biofertilizantes como los que busca generar el proyecto de la U. Mayor presentan una alternativa amigable con el medioambiente, “ya que entregan beneficios equivalentes en cuanto a hacer disponibles nutrientes y estimular el crecimiento vegetal”, e incluso “algunos microorganismos utilizados en biofertilizantes entregan beneficios extra a los fertilizantes convencionales, como por ejemplo generando biocontrol (eliminación de patógenos vegetales) o potenciando la respuesta inmune de la planta”, detalló la investigadora.

Los beneficiarios directos de la iniciativa serán, según señaló Luis Larraín, “agricultores que ya se están viendo afectados por el problema de la sequía. En primer lugar, será enfocado a productores de tomates y otras hortalizas como la lechuga que hayan sufrido pérdidas en sus producciones debido a la sequía y salinidad del suelo”.

Hasta ahora el equipo de investigación cuenta con el primer componente de la tecnología de resistencia a salinidad y se encuentra realizando experimentos para determinar qué hongos son capaces de promover la resistencia a la sequía. El paso siguiente será validar el prototipo en un entorno de uso real para lo cual buscan establecer alianzas con socios estratégicos que les permitan validar la tecnología.