Dos investigadores U. Mayor se adjudicaron fondo de investigación del Bosque Nativo financiado por Conaf

Se trata de Narkis Morales, del Centro de Modelación y Monitoreo de Ecosistemas (CEM) y Alejandro Venegas, del Centro Observación de la Tierra (Hémera), cuyos proyectos fueron los únicos adjudicados en la línea “Restauración de bosques nativos o formaciones xerofíticas degradadas”. “Es importante porque posiciona a la Universidad como un referente en este tema”, dijeron los académicos.


El investigador del Centro de Modelación y Monitoreo de Ecosistemas (CEM), Narkis Morales, y el académico del Centro Observación de la Tierra (Hémera), Alejandro Venegas, se adjudicaron el Fondo de Investigación de Bosque Nativo que financia la Corporación Nacional Forestal (Conaf) para llevar a cabo dos proyectos en la línea “Restauración de bosques nativos o formaciones xerofíticas degradadas”.

La iniciativa de Morales, llamada “Recuperando la resiliencia de ecosistemas nativos degradados: definiendo el dónde, el cómo y los costos de restaurar ecosistemas xerofíticos”, tiene como objetivo desarrollar tratamientos de restauración para distintos niveles de degradación en formaciones xerofíticas (adaptadas para la vida en un medio seco) de alto valor ecológico en la Región Metropolitana.

Durante 27 meses, Morales y su equipo se dedicarán a caracterizar los arbustos y cactáceas de formaciones xerofíticas para entender el nivel de degradación de estos ecosistemas, las necesidades de restauración y aplicar distintos tratamientos. “De acuerdo a cómo funcionan los tratamientos en distintas condiciones de degradación, realizaremos recomendaciones de cómo extrapolarlo a escala de paisajes”, explicó.

Para ello utilizarán experimentación en terreno, herramientas de evaluación y caracterización de la fauna (mamíferos y aves), métodos de Sistemas de Información Geográficos mezclados con modelamiento ecológico e imágenes de satélites.

“La idea es recuperar algunas funciones de los ecosistemas que a su vez mejoren la provisión de servicios ecosistémicos. Por ejemplo, aumentar la cobertura vegetal de cerros degradados permite disminuir la velocidad del agua cuando llueve, disminuyendo la erosión. También mejora la infiltración de agua al suelo y hay zonas que proveerán refugio donde las aves puedan anidar”, comentó el investigador del CEM.

Para el académico, haberse adjudicado este competitivo fondo “es importante, porque muestra a la Universidad Mayor como referente en la temática de restauración. Además, nos permite seguir trabajando y colaborando, incluyendo estudiantes de las carreras de Ingeniería Forestal y Medio Ambiente y Sustentabilidad. Nos permite seguir generando información, que a la larga será de importancia para cualquier persona que quiere realizar actividades de restauración”.

En ese sentido, el académico sostuvo que incluir las formaciones xerofíticas en planes de restauración es vital “porque tendrán una gran importancia bajo el escenario de cambio climático esperado para la región, entonces de cierto modo nos estamos adelantando a desarrollar estos tratamientos de mitigación y adaptación”.

Indicadores claves e insectos biomarcadores

Por su parte, Alejandro Venegas realizará el proyecto “Restauración ecológica en vegetación xerofítica: uso de bioindicadores clave para evaluar el éxito de proyectos a corto plazo”, iniciativa que utilizará diferentes enfoques metodológicos basados en sensores remotos, ecología, dendrocronología y ecofisiología para estudiar la resiliencia de las comunidades xerofíticas de Chile central.

El investigador detalla que el proyecto se enfocará en la cuenca del Río Petorca, en la Región de Valparaíso, área extremadamente afectada por la sustitución de vegetación nativa y por la megasequía.  Se hará una priorización de sitios a través de sensores remotos en conjunto con actores locales para identificar sitios potenciales para ser recuperados a corto plazo. Luego se establecerán ensayos de restauración activa, pasiva y control para potenciar la recuperación natural de los ecosistemas, combinando arbustos, herbáceas y suculentas, además de actividades de cierre perimetral y obras de control de erosión de suelo.

“La idea del proyecto es utilizar indicadores clave para analizar la recuperación de funciones ecológicas que tienen estas comunidades, evaluando además de la clásica sobrevivencia de árboles, diversidad de arbustos, herbáceas, suculentas, cactáceas, parámetros ecofisiológicos,  características físico-químicas del suelo, condiciones microclimáticas, y abundancia y diversidad de insectos bioindicadores; lo que permitiría llegar a un índice de resiliencia en dos años”, contó.

Uno de los puntos innovadores del proyecto es el uso de insectos funcionales (dípteros, himenópteros, lepidópteros y coleópteros, entre otros), donde participará como coinvestigadora del proyecto Maureen Murua del Centro GEMA, Genómica, Ecología y Medio Ambiente. “Esto nos va a permitir saber si en parte se están recuperando estas comunidades degradadas. Específicamente vamos a evaluar si los insectos que están en nuestros ensayos de restauración tienen alguna similitud con los insectos del ecosistema de referencia tanto en abundancia como en diversidad”, dijo.

Al final del proyecto se realizará una nueva integración de los actores clave de la cuenca del Río Petorca, buscando la transferencia, retroalimentación y discusión entre el conocimiento científico y la percepción comunitaria. Se espera que los resultados destaquen el valor ecológico que tienen las comunidades xerofíticas de Chile central y sirvan de base para el manejo, conservación, restauración y adaptación de la vegetación en tierras secas altamente degradadas frente a las amenazas del cambio global.