Ciencia// Investigador U. Mayor es aceptado para integrar Centro que impulsa la Nanotecnología en Chile

Rafael González, perteneciente al Centro de Nanotecnología Aplicada U. Mayor, colaborará en CEDENNA con diversos profesionales en el estudio de nuevos materiales para envases de alimentos, entre otros temas.

 

 

Rafael González ha dedicado gran parte de su vida a la Física y la Nanotecnología. Estudió su pregrado y posterior Doctorado en Física en la Pontificia Universidad Católica de Chile, para luego realizar estudios de Postdoctorado en la U. de Chile y el Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología (CEDENNA). Así, a fines de 2017 arribó al nuevo Centro de Nanotecnología Aplicada creado en la U. Mayor.

Debido a esta experiencia, hace pocos días recibió uno de sus últimos reconocimientos: ser seleccionado como “Investigador joven” en el CEDENNA, el cual fue creado en 2009 por una iniciativa de CONICYT y que actualmente está albergado en la Universidad de Santiago, pero incorporando a investigadores de diversas casas de estudio.

“Este es un reconocimiento muy importante, de gran alcance nacional, ya que para ser seleccionado tuve que pasar varias etapas de evaluación”, comenta el Dr. González, quien colaborará con otros investigadores en el estudio de nuevos materiales para envases de alimentos, una de las líneas más destacadas de su trabajo tanto en la U. Mayor como en el CEDENNA.

“Todo lo que uno observa está formado a partir de átomos, entonces lo que nosotros investigamos es cómo se comporta la materia en ese nivel”, dice. Y explica: “Mi trabajo consiste en simulación de mecánica molecular clásica. Es decir, modelo diferentes materiales o aleaciones de una manera atomística, vemos la interacción que existe y captamos ciertas propiedades, que son diferentes a la materia que conocemos normalmente”.

  • Rafael, ¿Cuál es la importancia de desarrollar esta área?

“La nanociencia o nanotecnología tiene diferentes aplicaciones en la tecnología. Por ejemplo, una de ellas es para el estudio de cómo diferentes materiales nanoestructurados son capaces de impedir la entrada o salida de gases, oxigeno, agua o contaminantes en un empaque, lo que es fundamental para preservar los alimentos; o lograr materiales con las mismas propiedades mecánicas que otros “tradicionales”, pero que sean más livianos o que puedan constituirse en barreras difusivas, pero con menores costos económicos”.